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Chile

La minería ha debido enfrentar en el último tiempo la caída que han sufrido los precios de las materias primas. El escenario se complejiza en las faenas que entraron en producción en el último tiempo.

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Lunes 11 de Enero de 2016.- Ricardo López, presidente ejecutivo de Caserones, ligada a la japonesa Lumina Copper, hizo un balance de lo que fue 2015 y reconoció que se presentaron inconvenientes, que calificó como propios de la fase inicial de los proyectos.

La minería ha debido enfrentar en el último tiempo la caída que han sufrido los precios de las materias primas. El escenario se complejiza en las faenas que entraron en producción en el último tiempo, las que además de enfrentar un mercado adverso, deben solucionar las fallas propias de toda puesta en marcha.

Ese es el caso de Caserones, cuya producción de concentrados demoró un año más de lo previsto en alcanzar la capacidad de diseño.

“Iniciamos el 2015 con nuestra línea de producción de sulfuros en fase de puesta en marcha, estimando su término para mediados del año pasado. Como toda puesta a régimen, enfrentamos dificultades y ajustes, que impidieron que Caserones alcanzara la capacidad nominal de operación en dicho plazo”, sostuvo López a Diario Financiero.

El matutino señala que inicialmente se estimó que la mina construida a más de 4.000 metros de altura en la Región de Atacama, estaría operando en plena capacidad a fines de 2014, meta que luego se trasladó a junio de 2015, principalmente por las deficiencias que dejó al descubierto la temporada invernal.

En un balance general, López agregó, que “nuestra producción de cátodos está en régimen desde 2014, es decir, 30 mil toneladas anuales. En el caso del concentrado de cobre enfrentamos dificultades, alcanzando la capacidad nominal recién en el último trimestre de 2015, y durante esos meses nos focalizamos en estabilizar la capacidad de procesamiento”.

A septiembre de 2015, Caserones registró una pérdida de USD 110 millones, de acuerdo a los estados financieros enviados a la Superintednencia de Valores y seguros (SVS). Sus ingresos llegaron a USD 122 millones, agrega la publicación.

Para 2016 la minera tiene la meta de producir del orden de 150 mil toneladas de cobre en concentrado, 30 mil toneladas de cátodos y 1.500 toneladas de molibdeno en concentrado.
“Es decir, mantenemos nuestro plan de producción, pese a que la industria del cobre enfrenta un ciclo de bajos precios y una limitada demanda por el metal; situación internacional que nos exige ser más rigurosos en el control de nuestros costos y procesos, además de lograr una mayor eficiencia en el uso de los recursos disponibles”, enfatizó.

Sierra Gorda y caída del molibdeno

En el caso de Sierra Gorda, la principal preocupación está en los costos, los cuales aumentaron debido a un menor crédito por subproductos, derivado de la baja del precio del molibdeno.

A septiembre, KGHM informó que el costo C1 de la mina llegó a USD 2,44 la libra, mientras el cobre se cotiza a USD 2,03 la libra, agrega Diario Financiero.

En una reciente presentación, la compañía pronosticaba que la votalidad en el molibdeno afectará la situación financiera de los proyectos mineros en el futuro. Por eso, señalaron que está en marcha “un programa de optimización de costos agresivo” para reducir aquellos que dependen de la compañía.

La internacional proyectaba que su producción de cobre cerraría el 2015 en 90.000 toneladas de cobre.

Mientras Caserones y Sierra Gorda enfrentan los desafíos de la puesta en marcha, otra mina de cobre dice adiós. Se trata de Michilla, faena operada por Antofagasta Minerals, que en diciembre pasado realizó la ceremonia de cierre del activo que comenzó a ser explotado en 1959, cuando se le conocía por el nombre de Carolina de Michilla.

El cierre de la faena fue comunicado por AMSA en noviembre de 2015, producto del agotamiento del yacimiento.

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